sábado, 18 de enero de 2014

¿Cómo consiguieron los escorpiones su veneno?

Esta semana, un equipo de científicos han publicado un estudio en la Revista Molecular Biology and Evolution que nos acerca finalmente a la respuesta de cómo adquirieron su poderoso tóxico.
La clave evolutiva se encuentra en unos péptidos llamados defensinas presentes en multitud de especies vegetales y animales que, como su nombre indica, llevan a cabo una extensa labor antibacteriana. Estas moléculas actúan como “antibióticos naturales” y desde la superficie de la piel defienden activamente contra bacterias y virus.
Los biólogos analizaron las similitudes entre estas defensinas y las sustancias neurotóxicas presentes en el veneno de los artrópodos, llegando a la conclusión de que una simple variación genética pudo convertir el mecanismo antibiótico de las defensinas en un mecanismo atacante como el del veneno.




El ADN contiene la información necesaria para producir las proteínas que hacen tengamos los ojos azules, que se nos caiga el pelo y en definitiva que seamos como somos. Sin embargo, la clave de la evolución radica en que, al replicarse, esa información contenida en nuestro ADN puede sufrir errores y modificaciones que llevan a que los genes expresen de manera diferente esas proteínas.
En el caso del veneno del escorpión bastó una modificación en la larga secuencia de información codificada en sus genes para que un péptido antibiótico como la defensina diera lugar a un neurotóxico como el α-KTxs, presente en el veneno del escorpión.
Tal y como dice en Science News el biólogo Shunyi Zhu, responsable del estudio publicado, nos encontramos ante un buen ejemplo de evolución divergente. Mientras que las defensinas continuaron su labor defensiva en numerosas especies, en los escorpiones terminaron derivando en un arma atacante y venenosa… ¿Qué mejor defensa que un buen ataque, verdad?

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