Es cierto que los datos apuntan a que, en algunos casos, las vacunas pueden producir alguna reacción leve, y que en un porcentaje muy reducido de los casos, las reacciones pueden ser un poco más fuertes, pero en cualquier caso, la idea es que nunca debe dejarse de vacunar a los niños salvo que el médico lo indique así; saltarse los calendarios de vacunación tiene consecuencias muy graves, y no sólo para los niños no vacunados:
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